en minutos descenderemos en el aeropuerto internacional de El Bolsón. Rogamos mantenerse en sus asientos hasta que el avión se halla detenido completamente. Abajo contemplen ustedes el bello valle de la ¨Aldea Rural¨de El Hoyo.
Los invitamos a pasear por las verdes praderas donde los fosfopinares crecen como avena. En esta travesía tursísmica gozarán rodeados del aroma a pinolux, tan atrayente para los recónditos rincones de nuestros toilets.
Hoy son como pastitos, fáciles de arrancar, peeeero... no creo que alcanzara todo el ejercito chino trabajando 12 horas diarias para cosecharlo. Y no produce grano, solo piñas llenas de livanas semillas, pero finalmente son como granos infectados que crecen por todos lados. Si no se apuran a sacarlos ahora que es fácil, en un par de años tendremos impenetrables cañales de esta especie invasiva que nuestros sabios paladines de la ecología de los organismos forestales nos supieron imponer.
Como estos fosfopinos son flora de tundra y taiga, son capaces de crecer en pleno pedregal más allá de lo que llaman el ¨timberline¨ nuestros sabios amigos forestales, que es la línea donde la flora termina por sobre los 1800 msnm en nuestras cordilleras. En el futuro, nuestros nietos y biznietos encontrarán pinares entre los riscos y peñones de las cúspides de nuestros cerros.
Inteligente logro de los organismos forestales provinciales que se rasgan las vestiduras si cortas un ciprés que amenaza aplastarte la casa, que se llevaron todo el buen ciprés convenientemente desde el comienzo, que nos plagaron de fosfopino y que no dejan de cobrarte ni un centavo por las guías y aforos. Eso si, limpieza de las parcelas de pinares: NIENTE! Verguenza, gran verguenza.
¿A ver cuánto tardan las autoridades en dar un eco a este problemote?
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