Estimado vecino defiende reflotar el Plan Territorial. Bravo!
Buena intención que alentamos, pero aún así sugiero que se agregue a la discusión encarar la confección de un mapa de Riesgo Geológico por un profesional experimentado. Contamos con la presencia en la provincia de nuestro estimado maestro y amigo el Geólogo Erico Bianchi quien por razones de trabajo nos visita a menudo, profundo conocedor de la zona quien se ha ofrecido para tal fin. Debiéramos considerar y reflexionar dentro de la discusión del Plan Territorial respecto a la conveniencia de solicitar la generación de un mapa de Riesgo Geológico de El Hoyo.
Un mapa de riesgo Geológico involucra e incumbe a todos los riesgos y vulnerabilidades que puedan existir dentro de un contexto, a grano fino y precisamente georeferenciado, de modo tal que no solo tendremos las aptitudes de los espacios del valle, sino que además contaremos con precisiones exactas de los riesgos erosivos, de los tipos de erosión correspondiente a cada espacio vulnerable, de las posibilidades de inundabilidad y de la capacidad de retentiva y de escurrido de los suelos, que como todos conocemos y hemos descripto, además de anegarse por la influencia del río Epuyén, subsiden, se hunden, por estar constituídos por mallas de acarreos masivos sobre vastas vejigas de cieno de un Paleolago Postglaciario.
Desde el mapa de Riesgo Geológico es el espacio quién impone las reglas, no nosotros los vecinos que, aunque podamos tener certeza y razón en muchas cosas, no dejan de ser opiniones discutibles, mientras que los mapas de esta clase, expresan precisiones a grano fino respecto de las fragilidades y limitantes que ofrece cada espacio, proveyendo de este modo, cuales habrán de ser los permisos y las justificaciones dentro de las reglamentaciones de las ordenanzas de ordenamiento territorial que puedan surgir a partir del mismo.
Hemos sido testigos desde mediados de 2012 a la fecha que ha sido insuficiente generar cartas de riesgo erosivo para lograr evitar asentamientos bajo esas condiciones. Somos testigos de la cantidad de casas que se han edificado sobre el roquedal del despeñadero inicial del cono de deyección del arroyo la Catarata, bajo el salto, donde un pasado aserradero quedó cubierto de rocas durante una tormenta, lo que demuestra que no basta con expresar los riesgos sino que a esta altura es necesario precisarlos, establecer vulnerabilidades y principalmente, todo ello, bajo la firma de un profesional cuya palabra sea indiscutible, no proveniente de un simple idóneo como quién redacta y quién confeccionó el mapa en base a experiencia acumulada, mapa que obviamente ha sido tomado como la opinión de un vecino más.
De este modo, al contar con un Mapa de Riesgo Geológico evitamos la disputa entre partes, evitamos las grietas de la falta de acompañamiento a la hora de decidir y evitamos tener que zonificar conforme a criterio de uso, tan discrecional como equívoco para un espacio como nuestro valle, dejando en manos de los limitantes geológicos y geomorfológicos los asuntos que escapan a nuestra competencia pero que son determinantes a la hora de permitir o no desarrollos sobre sitios vulnerables.
Es además comprensible y lógico que las gestiones gubernativas municipales no se encuentren dispuestas a aceptar tener que respetar condicionamientos de orden territorial que pretendan los vecinos por medio de ¨consejos consultivos¨ o ¨mesas vecinales¨ existiendo los Honorables Concejos Deliberantes que son parte de la democracia representativa en la que transitamos y cuyos representantes son elegidos por voto público.
Es conocido que la Acelerada e Incontenible Tendencia Urbanizante se resiste a respetar limitantes y que las zonificaciones resultan inexactas en territorios tan overos como el valle desarrollado de El Hoyo.